Las expertas en estética afirman que, a partir de los 35 años, es necesario echarle una mano al organismo con cosmética, para que siga generando los componentes que necesita la piel. Si no lo hacemos, nuestra edad cronológica va haciendo mella. Esto se refleja a través de los cambios que se producen como consecuencia de un acumulación de daños en las moléculas cutáneas, a lo largo de los años. La piel pierde elasticidad, empiezan a aparecer arrugas, manchas, ... poco a poco va desapareciendo la belleza.
Nuestro cuerpo envejece y, además, tiene que luchar constantemente para protegerse de los "ataques externos": la contaminación ambiental, el humo del tabaco, el sol, etc. Todos son agentes dañinos que generan radicales libres, lo cuales dañan el ADN celular y deterioran funciones propias de las células.
Cuando se produce una alteración en la epidermis debido a una agresión, las fibras de colágeno y elastina se rompen. Los extremos del colágeno y elastina “rotos” están compuestos por una secuencia de aminoácidos llamados péptidos que se encargarán de transmitir señales para atraer al lugar diversas células como plaquetas, leucocitos, macrófagos y, finalmente, fibroblastos que producirán colágeno para reparar los tejidos dañados.
La cosmética molecular, especialidad de Singuladerm, busca contrarrestar todas estas alteraciones. En esta infografía intentamos resumir el funcionamiento de la cosmética molecular en nuestro organismo.