Cada día hay más mujeres que están convencidas que tienen la piel sensible. Sin embargo,
¿qué entendemos por piel sensible? Una piel sensible y reactiva es aquella que reacciona de forma anómala frente a estímulos habituales externos e internos. Los cuidados de la piel sensible resultan necesarios y esenciales para la comodidad y la estética facial.
Antes de profundizar más sobre el tema, resulta importante señalar que no es extraño confundir las reacciones del cutis ante agentes irritantes con una hipersensibilidad natural, ya que existen diferentes tipos de sensibilidad cutánea. Sin embargo, a menudo se confunden.
En primer lugar destaca la
sensibilidad hereditaria, aquella piel sensible por nacimiento, que generalmente se caracteriza por la dermatitis atópica en la infancia. En segundo lugar aparece la
sensibilidad inducida, la que sin ser sensible por naturaleza acaba siéndolo por la influencia de agentes externos o internos. Finalmente, encontramos la
sensibilidad idiopática. Esta última es cada vez más frecuente y se da en las mujeres que sienten que su piel, aun sin ser sensible por naturaleza, se irrita con facilidad.
Las principales reacciones de la piel sensible son las deficiencias de la capa córnea, la activación del sistema inmunitario y la excitación de las fibras nerviosas. Normalmente, la piel sensible no presenta un escudo compacto, pues presenta una barrera cutánea deficiente y permeable que permite que los agentes irritantes penetren con facilidad. Además de permitir la entrada de activos agresivos, se facilita la evaporación del agua de la piel y se contribuye a que se deshidrate y seque con facilidad.
Por otra parte, otra reacción notable de la piel sensible es cuando los agentes externos son reconocidos como irritantes y la piel se defiende, lo que se traduce en rojeces e hipersensibilidad, generalmente exageradas. Esta inflamación produce radicales libres que, a la larga, se traducen en un envejecimiento prematuro de la piel.
La última reacción más común es la excitación de las fibras nerviosas: el organismo reacciona ante los agresores con una liberación de neuropéptidos que se traducen en molestias y dolor. Este es el motivo por el que los cutis sensibles a menudo se sienten incómodos, tirantes e incluso irritados.
Ahora es probable que te preguntes:
¿Cómo se trata la piel sensible? Las ventajas que presenta calmar, mimar y proteger la piel sensible son muchas en comparación con el tiempo que exige.
De entrada, resulta esencial una limpieza no agresiva. Se requiere elegir productos que respeten el equilibrio natural de la piel. Nuestra recomendación es utilizar
XPERT Sensitive Cleanser, un gel que limpia, calma e hidrata la piel. Su fórmula oleosa ultra suave proporciona una limpieza diaria calmante para pieles sensibles altamente reactivas ayudando a aliviar el picor, enrojecimiento, reactividad, tirantez y sensación de ardor o calor. También respeta el equilibrio cutáneo y protege la piel de las agresiones externas.
Te recomendamos echar un vistazo a
XPERT Sensitive, nuestra línea para pieles sensibles con tendencia a rojeces e irritaciones. Sus fórmulas basadas en innovadores principios activos calman los signos de irritabilidad cutánea y aumentan las defensas naturales de la piel manteniéndola en condiciones óptimas. Fórmulas sin perfume, sin alcohol, sin siliconas, sin alérgenos, hipoalergénicas, no comedogénicas y testadas dermatológicamente.
Para un cuidado minucioso y delicado es ideal
XPERT Sensitive Cream, una crema altamente nutritiva para pieles sensibles e intolerantes. Su fórmula con innovadores ingredientes activos hidrata, calma y aporta confort a las pieles reactivas aliviando los signos de irritabilidad como picor, enrojecimiento, tirantez, sensaciones de ardor o calor entre otros. Además revierte los daños ocasionados por factores externos en la piel promoviendo su sistema de autoprotección.
Finalmente, es aconsejable evitar los cambios de temperatura bruscos y los ambientes muy secos. También se deben evitar las comidas picantes, el alcohol y el tabaco. limpieza.